¿Qué pasa cuando se pone el oro de 14kt, 18kt y 24kt en cloro?

El oro es un metal precioso que se usa desde la antigüedad para fabricar joyas y objetos de valor. El oro puro tiene 24 quilates o 999 milésimas. Sin embargo, el oro puro es muy blando y no es adecuado para la joyería. Por eso, se mezcla con otros metales para conseguir diferentes colores, durezas y precios .

Los tipos más comunes de oro son el de 14kt, el de 18kt y el de 24kt. El quilataje (kt) del oro indica la proporción de oro puro que contiene una aleación. Estas son las características de cada tipo de oro:

  • Oro de 24kt: Es el oro fino, el que tiene 999 partes por mil de oro puro. Por no estar combinado con ningún otro metal, es muy maleable y de una consistencia menor, por lo que es fácil de malear. Tiene un color amarillo intenso y brillante. Es el más caro y el menos usado en joyería .

 

  • Oro de 18kt: Es el que se comercializa más frecuentemente. Tiene 750 partes por mil de oro puro y 250 partes por mil de otros metales. En los restantes 250 partes se combinan con otros metales para conseguir diferentes colores o acabados. Tiene un color amarillo menos intenso que el de 24kt. Es más duro y resistente que el de 24kt. Es más asequible que el de 24kt pero más caro que el de 14kt .

 

  • Oro de 14kt: Es una aleación de metal que contiene un 58,5% de oro y un 41,5% de otros metales, como plata, cobre, zinc o níquel. El oro de 14kt es muy utilizado en joyería por su durabilidad, asequibilidad y apariencia. Tiene un color amarillo menos intenso que el de 18kt.

Pero, ¿qué pasa cuando se expone el oro a un elemento químico como el cloro?

El cloro es un agente oxidante que se encuentra en muchos productos de limpieza y desinfección, como lejía o agua de piscina. El cloro puede reaccionar con el oro y los metales que lo acompañan, causando decoloración, corrosión y daños irreversibles.

La reacción del cloro con el oro depende del tipo de oro y del grado de exposición al cloro. En general, cuanto mayor sea el quilataje del oro, menor será la reacción con el cloro. Esto se debe a que el oro puro es muy inerte y no reacciona con casi ningún otro elemento químico.

Sin embargo, los metales base que se mezclan con el oro son más susceptibles al ataque del cloro. El cloro puede atacar al oro de dos formas: por contacto directo o por vapores. El contacto directo con el cloro puede ocurrir cuando se sumerge el oro en una solución que lo contenga, como lejía o agua de piscina.

El cloro puede disolver los metales base de la aleación, dejando una capa porosa y frágil de oro puro.

Esto puede hacer que el oro se rompa o se agriete fácilmente. Además, el cloro puede alterar el color del oro, haciéndolo más pálido o más oscuro. Los vapores de cloro pueden afectar al oro cuando se expone al aire que contiene este elemento, como el que se encuentra en baños o cocinas. El cloro puede formar ácido clorhídrico al reaccionar con la humedad del aire, y este ácido puede atacar al oro y los metales base. Esto puede provocar manchas negras o verdes en la superficie del oro, así como pérdida de brillo y lustre.

Por lo tanto, se recomienda evitar el contacto del Oro  con el cloro, tanto directo como indirecto. Para ello, se debe quitar las joyas de oro antes de entrar en contacto con productos que contengan cloro, como lejía, detergentes, desinfectantes o agua de piscina.

También se debe guardar las joyas de oro en un lugar seco y alejado de fuentes de cloro, como baños o cocinas. Además, se debe limpiar las joyas de oro regularmente con un paño suave y agua tibia para eliminar cualquier residuo o suciedad que pueda dañarlas.